(1 SAMUEL 1:11, 17 TLA) Ana era
estéril, la otra mujer de su esposo se burlaba de ella constantemente, ella
llegó a deprimirse tanto que lloraba mucho y dejo de comer. Un día Ana fue al
templo y oro a Dios con tanta vehemencia, que Dios la escucho; aun cuando
el sacerdote pensaba que estaba ebria y le recriminó, ella dijo lo que había en
su corazón y el sacerdote pronuncio una palabra de profecía y se cumplió: fue
una mujer sabia porque ella creyó esa palabra y le hizo esta
promesa: “Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste
que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un
hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida.
Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello”. Entonces Elí le
contestó: “Vete tranquila, y que el Dios de Israel te conceda lo que has
pedido”.
Ana cumplió su promesa y al nacer su hijo le
puso por nombre Samuel, quien se convirtió en un hombre clave en la nación de
Israel, fue profeta, sacerdote y juez.
¡Qué lindo es ser parte de un proyecto de Dios para una nación, no sólo directamente sino también a través de nuestros hijos, de nuestra descendencia!
Escrito por:
Pastora Migdalis de Faneite
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Muy been tema
ResponderBorrarAmo la historia de Ana... Me gusta tanto la pasión y el fervor con el que se humillo ante el Señor; que Él no dudo en conceder el deseo de su Corazón. Dios es Bueno y fiel a su palabra; Él nunca desprecia un corazón humillado 🙏
BorrarBendiciones amada, Maravillosa palabra, que Dios te siga usando en gran manera, para seguir eeificande nuestra vida, en el nombre poderoso de Jesús. Amén y Amén 😃🙏
ResponderBorrarAmen gracias un abrazo
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